Puede que la sociedad que queremos no exista, pero podemos crearla. Sino la primera, creo que esta es una de mis frases favoritas. Mucho se ha hablado sobre la responsabilidad social corporativa como esa voluntariedad del empresariado en contribuir al mejoramiento global, buscando eso sí, el beneplácito de un consumidor cada día más concienciado y respetuoso con el entorno.
Los consumidores somos el último eslabón y sin embargo el más poderoso, aunque aún no lo sepamos. Nuestras decisiones de compra conformar el sistema económico.
Si yo no compro, tú no vendes. Es otra de mis frases de cabecera, que repito hasta la saciedad y con la que quiero hacer entender la responsabilidad que tenemos como consumidores. Con nuestras elecciones de productos o servicios provocamos un impacto positivo o negativo que afectan a toda la sociedad.
Por tanto consumo y responsabilidad social empresarial están condenados a llevarse bien, puesto que están intrínsecamente unidos.
El punto de partida vino de la mano del medio ambiente, asustados del deterioro evidente. Sin embargo el consumo responsable va más allá del Reducir, Reutilizar Reciclar, ahora hablamos de consumo ético, social, solidario o de agricultura y ganadería ecológica.
Sabemos que muchos de los productos que consumimos habitualmente está producidos en países donde no se respetan los derechos laborales mínimos establecidos por la Organización Internacional del Trabajo, nosotros, que exigimos un salario mínimo que nos permita cubrir las necesidades básicas de nuestra forma occidental de vida.
Pero ¿nos hemos cuestionado qué sucede con nuestros ahorros? ¿Podemos ahorrar de forma responsable?
Explora: en los informes trimestrales de las entidades bancarias encontrarás información relevante sobre productos éticos y solidarios. También en las webs de las ONG.
Exige: que en los criterios de inversiones de la entidad bancaria que utilices habitualmente se tengan en cuenta aspectos medioambientales y sociales.
Elige: productos de inversión éticos. Banca ética, social o alternativa es otra opción a la banca tradicional que busca promover el uso responsable y transparente del dinero a través de prácticas diferentes a las habituales. La captación de fondos de ahorro e inversión de estas entidades van destinadas a la financiación de proyectos que contribuyen al uso responsable de los recursos naturales, en sectores como por ejemplo ahorro energético o construcción sostenible.
Como consumidores tenemos derechos y también deberes, es fundamental cuestionarnos qué compramos y qué servicios contratamos, puesto que de ello dependerá que la oferta de servicios y producción de productos estén destinados a mejorar la calidad de vida de las personas y protección del medio ambiente.
Desde el Observatorio de Responsabilidad Social Corporativa nos recuerdan nuestro derecho a un ambiente saludable, a estar informados para poder escoger, para construir una sociedad donde consumidores empresas e inversores demandemos comportamientos responsables.